Pesca en el río Yukón, conduce a través de tierras deshabitadas sin fín. Observa ballenas jorobadas chapoteando en aguas glaciales. Respira, toca y siente este increíble lugar en los confines de la Tierra. Alaska, uno de los últimos lugares que aún se puede llamar verdaderamente salvaje. ¡La última frontera en su máxima expresión!
¡Qué gusto poder continuar con nuestra historia! En nuestra última publicación relacionada con el viaje (Mainland Alaska, P.2), después de cruzar el Círculo Polar Ártico y acampar durante la noche, seguimos conduciendo hacia el norte en nuestro vehículo adaptado para carreteras con el objetivo de llegar tal vez a la costa del Océano Ártico. Teníamos ya poca gasolina y la próxima estación de servicio estaba a más de 170 millas / 270 km. al norte de nosotros. Arriesgándonos a quedarnos varados en medio de Alaska, y sin estar seguros de poder llegar más lejos, decidimos dar vuelta hacia el sur en el paso de montaña de Atigun, en la coordillera Brook.
Ya de regreso a Fairbanks, mientras conducíamos por la carretera Dalton, experimentamos el fino arte de arrojo de piedras a nuestro parabrisas, cortesía de los camiones de carga. ¡De hecho, tuvimos dos o tres grietas grandes en el parabrisas! Nos detuvimos en el cruce del río Yukón y probamos suerte con nuestras cañas de pescar allí. Más tarde, mientras nos deteníamos para cenar, vimos un enorme oso negro vagando en la naturaleza a la distancia con nuestros binoculares. Llegamos a Fairbanks al atardecer. Hay que mencionar que la luz del día no se pone aquí hasta las 2-3:00 am. ¡Realmente estábamos en la tierra del sol de medianoche! Cambiamos de nuevo a nuestro vehículo de alquiler original y seguimos conduciendo por la carretera estatal 2, en dirección este. Poco después, pudimos ver una gran figura de Santa Claus junto a la autopista con un cartel que decía “bienvenidos al Polo Norte“. Bastante extraño, teniendo en cuenta que el Polo Norte geográfico esta como a unas unas mil millas / 1600 km. al norte de allí. ¡Buena manera de atraer turistas a este lugar! :).
Parque Nacional Wrangell-Saint Elias. Alaska. 2023.
Después de conducir durante muchas horas y por cientos de kilómetros, nos detuvimos y descansamos en una área para acampar. Nos despertamos listos para partir temprano rumbo al sur. Tengo que mencionar estas flores silvestres de color rosa que estaban siempre presentes en todos los lugares a los que íbamos: “Fireweed“, las llaman los locales. Llegamos al área del parque nacional Wrangell-Saint Elias, donde fuimos testigo de vistas asombrosas y una salida de luna irreal. Finalmente llegamos al pueblo costero de Valdez. Esta ciudad de la fiebre del oro fué fundada por exploradores Españoles a finales del siglo XVIII. Luego fué destrozada por un devastador terremoto durante la década de 1960. Valdez es la terminal del oleoducto Trans-Alaskan, y el sitio es notoriamente famoso por uno de los peores desastres ambientales de la historia (travelalaska.com).
Mientras pasábamos la noche en Valdez, nos enteramos de que podíamos tomar un crucero de un día por Prince William Sound y llegar al Glaciar Columbia, el segundo glaciar de mar más grande de Norte América. Embarcamos al día siguiente, y me alegro de haberlo hecho. Vimos leones marinos, nutrias, todo tipo de aves marinas pero, sobre todo, disfrutamos de una experiencia realmente única: Ballenas jorobadas buceando, saliendo a la superficie y chapoteando debajo y al lado de nuestro barco, simplemente increíble! Estábamos rodeados de pequeños icebergs. Más tarde, el barco nos llevó cerca del borde de una gran pared de hielo de color blanco azulado que se extendía hasta el horizonte, el Glaciar Columbia. Podíamos escuchar el colapso periódico de la pared del glaciar, que sonaba como disparos de cañón. Era un día de niebla, pero aun así ese lugar permanece como uno de los más impresionantes jamás visto por quien escribe esto.
Yo, cerca del borde del glaciar Columbia. Prince William Sound, Alaska.
Los siguientes días consistieron básicamente en conducir de regreso a Anchorage, la conclusión de nuestro viaje. Durante el vuelo de regreso a Seattle, poco después de despegar, y mirando por la ventanilla, pude ver los densos bosques, los glaciares, las montañas, la magnifica, vasta belleza de esta majestuosa tierra. Reflexioné sobre lo afortunados y bendecidos que éramos, y los buenos recuerdos que quedaron impresos para siempre en mi mente de Alaska, ¡la última frontera!
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Referencias:
Travel Alaska / Valdez. 2023.
https://www.travelalaska.com/Destinations/Cities-Towns/Valdez
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